¿Te arriesgas a detenerte por un momento?

Cuando aceptas el fluir diario y te arriesgas a detenerte por un momento, parar la rutina y observar todo lo que a tu alrededor sucede, entonces das paso a la grandeza de la vida, y es cuando ante tí un nuevo mundo tiene cabida.
Es cuando las pequeñas cosas brillan bajo el cobijo de unos ojos que miran con dulzura, el esplendor de los colores baila al son de la música de la nueva era que ante tí está fluyendo.

Cuando extiendes los brazos y te dejas acariciar por la suave brisa de la vida, el viento comienza a hablarte y susurrarte al oido infinidad de misterios que tu corazón ocultaba temeroso a ser espiado. La grandeza de la vida revolotea por todo tu ser invitándote a seguir, arriesgándote a detener por un momento la rutina y observar que todo tiene otro tono, otro brillo y otro significado.

Cuando la vida resuena al ritmo del corazón te arriesgas a detener la rutina y alzar tu voz en el silencio para entonar la melodía de la paz y de la calma, te detienes ante tí, y tu reflejo brilla en las gotas de rocío de cada nuevo amanecer en el que hayas decidido vivir la autenticidad de la vida, tu ser reluce en la oscuridad y alumbra las tinieblas que taparon la visión, disipándose así el temor de seguir un fluir diario al que no perteneces.

Cuando la vida te da la mano y te guía, te da la bienvenida al nuevo mundo dónde todo es lo que es y ningún pensamiento ni ningún sentimiento son dueños de lo que es, porque no son más que ilusiones en un mundo lleno de verdadero ser.

Acepta el riesgo de ser y descansa en las tranquilas aguas de la calma y la paz que nacen en un lugar escondido dentro de tí, acepta las caricias que te ofrece la vida y camina bajo la protección del miedo, y arriesgate a detenerte por un momento. Acepta tu ser y vuela tan alto como desees, surcando cielo, mar y tierra.

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